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La Justicia de la Ciudad declaró inimputable al hombre que quitó el arma y asesinó a una policía

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Oscar Gustavo Valdez, quien en  febrero pasado asesinó a una policía en la estación de Retiro del Subte C fue declarado inimputable. Asimismo, los peritos detallaron que no puede afrontar un proceso penal y que representa un riesgo para sí y también para terceros.

En tanto, el asesinato de Maribel Nélida Zalazar conmocionó a la CABA en febrero pasado. El crimen se originó en la estación de Retiro del Subte C, cuando Oscar Gustavo Valdez de 30 años le arrebató el arma y le disparó causando la muerte de la policía de la Ciudad. Su fallecimiento  generó la discusión sobre las pistolas Taser que hoy son utilizadas por las fuerzas del distrito en trenes y subtes.

Asimismo, la Justicia confirmó que Valdez es inimputable luego de que los peritos concluyeran que pudo no haber comprendido la criminalidad de sus actos, que no puede afrontar un proceso penal y que representa un riesgo para sí y para terceros, por lo que quedará internado por orden del juez.

A la vez, fuentes judiciales informaron que la resolución de declarar inimputable a Valdez, fue adoptada por el juez en lo Criminal y Correccional 9, Martín Sebastián Peluso, después de analizar detenidamente los informes periciales que ya le habían presentado desde el Cuerpo Médico Forense (CMF) y de tomarle testimoniales a los profesionales que sondearon su salud mental.

Por otra parte, con la declaración de inimputabilidad, Valdez no podrá ser juzgado ni condenado por el hecho, el juez  ordenó que permanezca internado en el Programa Integral de Salud Mental (Prisma) del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza -donde se encuentra  actualmente-, y que la continuación de su tratamiento sea monitoreado por un juzgado de Ejecución Penal.

Por otro lado, Valdez había sido procesado con prisión preventiva el 6 de marzo como presunto autor de tres delitos: «homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con un arma de fuego y por resultar la víctima miembro de una fuerza de seguridad» en relación a Zalazar; la «tentativa de homicidio criminis causa agravado por haber sido cometido con un arma de fuego» del empleado del subte que resultó herido en el mismo hecho; y el «daño agravado» que originó en la estación con los disparos y las patadas en el patrullero donde fue trasladado después de su detención.

No obstante, las conclusiones del Cuerpo Médico Forense  fueron remitidas en julio pasado al juzgado e indicaban que «el imputado presentaba al momento de los hechos enrostrados un cuadro de descompensación psicótica, falta de control impulsivo y pérdida de la inhibición conductual productos del cuadro psicopatológico».

Asimismo, detallaron que «presenta una afección compatible con Trastorno Psicótico No Especificado con antecedente de consumo de sustancias psicoactivas (principalmente cannabis y cocaína)».

Al mismo tiempo, las incoherencias pudieron observarse al ser indagado cuando su defensor le preguntó contra quién disparó, y el acusado contestó: «Sí, al que tenía a mi hijo. Al que estaba por matar a mi hijo. No lo quería ver así a mi hijo, por eso hice eso. Porque el tipo, el boliviano, tenía a mi hijo, dañándolo».

Por ello, ante este cuadro e incluso que los propios peritos de la querella coincidieron con los oficiales con las patologías que padecía Valdez, Peluso adoptó  la decisión de declararlo inimputable y sobreseerlo aunque, a causa de su peligrosidad, ordenó su internación de forma compulsiva.

Asimismo, Valdez es de nacionalidad paraguaya y hace 14 años que reside en nuestro país, poseía domicilio en el Barrio 31 Bis de Retiro y denuncias por violencia de género de una expareja con la que tenía en común dos hijos. Por otro lado, su trabajo era de operario y costurero en un taller textil donde, de acuerdo a lo que declaró su actual novia, vomitó y se descompuso antes de que el día del hecho se tomaran el subte con la idea de ir a un nosocomio.

Al mismo tiempo, la reconstrucción de la investigación todo inició a las 10.15 horas del 14 de febrero cuando Valdez descendió de una formación del subte C en la estación cabecera de Retiro, ayudado por su pareja y un ocasional pasajero porque tenía dificultad para caminar en una de sus piernas.

Más tarde, ya  en el andén, se aproximaron a asistirlo el auxiliar Ariel David Figueroa -empleado de la empresa concesionaria Emova-, y la oficial Zalazar de la División Subte Líneas C, D, E, H y Premetro de la Policía de la Ciudad. En ese momento, cuando le acercaron una silla, el operario textil la rechazó, lloraba, transpiraba y decía todo tipo de incoherencias.

En tanto, ante la probabilidad de que Valdez tuviera la cadera fracturada, la oficial Zalazar le indicó a Figueroa que trajera la camilla tipo tabla para inmovilizarlo y en ese instante, a las 10.57, según el reloj de las cámaras, el imputado se agachó, se apoderó de la pistola Bersa Thunder de la oficial y, sin decir nada, le quitó el seguro al arma, tiró la corredera y le efectuó dos disparos a la altura del cuello. Después, Valdez hizo varios disparos contra el empleado Figueroa y lo hirió en su glúteo derecho.

Luego, dentro de la estación, efectuó al menos otros tres balazos en distintas direcciones, después escapó corriendo por la boca del subte que da a la Plaza Fuerza Aérea, descartó en las escaleras el arma, y llegó hasta el Hotel Sheraton, donde fue reducido y detenido por dos oficiales de la Policía de la Ciudad.

Asimismo, la oficial, que era madre de dos hijos, fue asistida primero por médicos del SAME y depués fue trasladada en helicóptero en un operativo de emergencia al Hospital Churruca, donde falleció al mediodía en el momento en que  era operada, por las hemorragias internas y externas que uno de los proyectiles le originó en el cuello y tórax.